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Conquenses por Mallorca



Hemos cruzado el mar, estamos en la isla de Mallorca, concretamente en la capital, Palma de Mallorca, y desde allí vamos a hacer dos rutas circulares, una para llegar a cruzar por la Tramontana y ver la costa norte de la isla, y la otra con más sendas.


Se trata de hacer dos rutas que sean de unas 3 horas más o menos y ver algo de la isla, porque allí te puedes encontrar rutas con playa por la zona sur y oriente de la isla, con montaña por todo el norte de este a oeste (tramontana), o con llanuras en el centro de la isla (el Plá y el Raiger).

Al tratarse de una isla muy sobre poblada y que ha sufrido gran cantidad de invasiones (romanos, bárbaros, moros, cristianos, piratas, ingleses, franceses,…) hay gran cantidad de parcelación con vallados y sobre todo muros de piedra seca. En muchos casos está permitido cruzar pero en algunos no está permitido, lo cual entorpece el trascurso normal de las rutas. Aún así hay muchas opciones, gran variedad de terrenos y orografías, grandes desniveles y bosques de gran diversidad, y siempre rodeado de espectaculares paisajes. Es recomendable una buena guía o mejor aún un buen amigo isleño.


Primera ruta: Cruzando para ver el mar.


La ruta empieza calles asfaltadas y pistas desde Es secar de la Real hasta la universidad, y desde ahí por la carretera de Valldemosa hasta s´estret donde nos desviamos para llegar a pueblo por el cami vell (pista y senda) cruzando la finca de Son Brondo. Si queremos llegar al otro lado de la isla tenemos que avanzar rápido. Tenemos otras opciones para no pisar menos asfalto, pero eso nos retrasaría como mínimo una hora.

Pasamos por varias fincas como podemos ver en las fotos, antes de llegar a Valldemossa.




Llegados a Valldemosa, pueblo turístico y de gran belleza, merece la pena callejear y visitar su iglesia y cartuja.

Valldemossa



Desde aquí partimos por carretera dirección Deiá hasta el restaurante can Costa, desde donde nos desviamos a la derecha por un estrecho camino asfaltado hacia la ermita de Valldemosa (de la Trinitat). Ya nos hemos adentrado en el típico bosque de encina, pinar y acebuche de la tramontana, y las vistas a la costa norte nos deleitan.


Desde la ermita ya será todo bajar por sendas desde cota 500 hasta casi 0. La bajada desde la ermita nos deja en el hotel Continental, desde donde arranca la bajada hacia S´Estaca (antiguo y pequeño pueblo de pescadores) por el camí vell que el Archiduc Lluis Salvador se encargó de acondicionar y jalonar de impresionantes torretas y miradores para facilitar el acceso dicho pueblo y su palacete. Es un disfrute para los sentidos, tanto por las vistas como por el trazado de la senda.



La bajada esta lleno de vallas y barreras.

Mirador a la costa.


Terminada la exhausta bajada, toca volver, y desde aquí todo es subir. Por pista cogemos la carretera que va al Port de Valldemosa y subimos el puerto con paciencia hasta llegar al cruce de la carretera de Valldemossa-Esporles.


Carretera de Port de Valldemossa



Nos dirigimos a dicho pueblo, pero para evitar el asfalto nos desviamos en el cruce de la urbanización George Sand y disfrutamos de una intrincada senda que cruza por el polígono Chopin (una urbanización afortunadamente paralizada por ilegal pero donde permanecen las calles abandonadas) por donde seguimos disfrutando de bosques de encinar y el azulado mar a nuestra derecha.




Puerto de Valldemossa
Volvemos a disfrutar de otra bajada por senda hacia Mirant d´Mar, famoso mirador por donde pasa el cami de Pescadors que viene desde Esporles y baja a Port des Canonge. En este caso, nos volvemos hacia Esporles pues el reloj apremia, ya que la bajada hacia el Port ya la disfrutamos otro año anterior.


Esporles







Desde Esporles, volvemos a Palma por la carretera de Establiment. Quizá nos ha sobrado algo de asfalto, pero es el precio que hay que pagar para tocar el agua de costa norte en 3 horas de ruta, al fin y al cabo las ruedas gordas valen para todo.







Segunda Ruta: Bosc de Son Forteza y faldas de Galatxó

En esta segunda no vamos a ir tan lejos como en la anterior, para poder pasar por más sendas disfrutando de la serra que rodea Palma y Puigpunyet.

Salimos de Palma por la carretera de Puigpunyent y pasados 4km nos desviamos hacia la famosa subida a Bunyolí. Disfrutamos de una subida dura pero llevadera rodeados de un apacible bosque de pinar y acebuche característico de las caras sur de la tramontana, terreno árido y poco arcilloso.

Terminado el camino, continuamos subiendo por la estrecha carretera que nos lleva hacia el bosc des Pouet, dejando a la derecha la dura subida hacia la Mola de Sobremunt, pero esto nos permite disfrutar de una senda que cruza el collado del Penyal d´en Font y nos deja a los pies de la segunda subida del día.






Desde el Coll des Grau sale el camino de sa Campaneta, el cual inicialmente será pista y a mitad de recorrido aparece el cami vell hacia el Coll de Estellenc. Este camino mantiene el trazado original de empedrado y cruza por lugares verdaderamente mágicos.

Tras terminar la subida, viene una pequeña bajada y a la derecha se encuentra el desvío hacia el Coll, no lo tomaremos pero nos daría acceso de nuevo a la cara norte de Tramontana y accederíamos a la finca pública de Planici. Continuamos inmersos en bosques de encina y terreno alfombrado de hojas y musgo bajando por el cami vell de Estellenc hacia la finca de Sa Muntanya, pero en vez de seguir bajando nos desviamos a la derecha, siguiendo un camino y senda de subida que rodea Ses Moletes. Este nos adentra en un bosque de encinar y helechos que nos pareció puro Pirineo y nos dejó a las faldas de la reserva del Galatxó.






Para bajar hacia Puigpuyent evitamos la bacheada carretera y superamos una pequeña rampa que nos dirige hacia Galilea, pero sin llegar a este pueblo, giramos hacia la izquierda por una espectacular senda de bajada que atraviesa el comellar de l´Infern. Gran final que nos deja encima de Puigpuyent.

Desde aquí, la hora nos vuelve a pillar y tiramos carretera hacia Palma. La ruta de hoy no ha buscado los altos picos y collados, pero nos ha proporcionado caminos y sendas por bosques de una humedad y vegetación abrumadora, lo que proporciona terreno más arcilloso y blando.




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